viernes, septiembre 02, 2011

Boceto para esperanza

El domingo pasado falleció FIDEL GAMBOA, músico costarricense, líder y voz principal de MALPAÍS, uno de los grupos más representativos del quehacer artístico nacional. Fue guitarrista, flautista, saxofonista, clarinetista, compositor, arreglista, cantante, realizó estudios de historia del arte, fue docente universitario, ganador del premio nacional de cultura, músico de la Sinfónica y del Grupo Experimental de Adrián Goizueta. Con Malpaís hizo cosas maravillosas. Y horas antes de su muerte, abrieron el concierto del grupo guatemalteco Alux Nahual, cantando igual que el grillo de la canción, juntándose en el trigal con otros grillos cantores.
 
No tuve la suerte de conocer a Fidel personalmente, pero sí de disfrutar de su música y también me di a la tarea de difundirla entre mis amigos de otros países. Era como un deber fraterno auto-impuesto, porque creo que entre nuestros músicos hay verdaderas estrellas, con composiciones de altísima calidad, y que no es posible que no se conozcan ni reconozcan en otras latitudes; mientras que nuestras emisoras de radio y canales musicales de tv nos inundan la existencia y nos arruinan la vida con tanta música desechable.
 
Con composiciones espléndidas y arreglos de primera, Malpaís trascendió, llevando las letras de Fidel a muchas partes del mundo. Letras llenas de sentido de lo nacional, de rescate de nuestra identidad, de amor por la patria, y también de valores de lo universal. Sus recuerdos de infancia, por ejemplo:

"Si fueras a tocar esa memoria... Parece eterno el polvo de tus ojos: pero el olor de aquella página no vuelve, se fue, con los desvelos de tu frente. Si fueras a tocar aquellos días, la extraña magia de todo lo que llueve, tocar al sol que está arrugado entre las hojas, al perro y a la tía tejedora... Cuando el aire tenía rastros de azul, en el patio cabía toda la luz. Llévame donde pueda, abuela, dormir. Si fueras a volver llévame allí" (Boceto para esperanza).

"Y regresar cantando y enamorado en la cálida magia de una caricia, mi Nicoya dormida en el aguacero... Allí donde se levantan los hijos de la siembra, revientan en el aire, todas las estrellas. Donde la tierra agreste se mezcla con la sangre, e inevitablemente mi corazón se vuelve pájaro... llanura... arena y espuma... En la noche te haré el amor, bajo los árboles, Muchacha y Luna". (Muchacha y luna)

Pocas veces se había descrito tan bien el olor de la lluvia torrencial de mi tierra:
 
"Huele a agua monte adentro, y en cielo braman tambores de trueno. Huele a agua, decía mi abuelo, garrotes de agua golpean los cerros" (Presagio)
 
Y su manera de recordar su tierra, en su querida Guanacaste:
 
"Allá por el aromal se van perdiendo los sueños. Allá lejos y jamás parece que llegaremos. Guanacaste ya no está. Ya no me lo canta el viento. Es que tengo que buscar más al norte... más al norte del recuerdo" (Más al norte del recuerdo)

El homenaje póstumo de Fidel, en el Centro Nacional de Cultura, reunió lo mejor de nuestra música. El piano de MANUEL OBREGÓN (su compañero en Malpaís), la guitarra de FEDERICO MIRANDA (quizá la mejor que tenemos hoy), la voz de HUMBERTO VARGAS y muchos más. Lo cierto es que Fidel nos dejó más que un boceto para la esperanza.

Hablando de FEDERICO MIRANDA, acaba de publicar un disco con la banda sonora de la película nacional EL REGRESO, la cual fue elegida como mejor película en el festival de cine latinoamericano de Nueva York el mes pasado. Hoy se estrena, y de seguro motivará un comentario, a juzgar por la calidad de los trabajos anteriores de su director, Hernán Jiménez, tanto largometrajes ("A ojos cerrados") como cortometrajes (sobre todo, "El puente rojo"). Por lo pronto, puedo decirles que el disco de El regreso está más que bueno: las composiciones originales de Federico para guitarra son excelentes, y recopila música de otros compositores nacionales, de distintos géneros, como Le Pop (pop) y Son de Tikizia (tropical). Además, incluye una canción de un músico costarricense llamado Camilo Pávez, conocido como MOLDO, que me parece muy buena: se llama "Daramor".

Así que honor a quien honor merece: a Fidel, Federico, Manuel, Humberto, Moldo y tantos que sacan la cara por el arte nacional, sin recurrir a lo fácil, con honestidad, humildad y, sobre todo, con talento.