martes, agosto 10, 2010

Música divertida

De regreso al blog, para hablar algo sobre música. A veces es sublime, a veces evocativa o emocionante. Y a veces también es divertida. Los músicos que se toman en serio su trabajo también saben divertirse. Y, como si fueran buenos contadores de chistes, pueden hacer que el público se divierta con ellos. Claro que hay quien cuenta los chistes sin que se entiendan. 

El término usado en teoría musical es “DIVERTIMENTO”, el cual hace referencia a una forma musical muy popular en el siglo XVIII compuesta normalmente para un reducido número de instrumentos, con un estilo “desenfadado y alegre”. De hecho, en italiano la palabra ‘divertimento’ significa diversión. Se trataba de composiciones relativamente breves con forma similar a la suite: cortos movimientos de danza con estructura muy libre. Según leí, los divertimenti eran intercalados en los entreactos de óperas y ballets para aliviar al público su larga permanencia en las salas; aunque también fueron usados para festejar acontecimientos relevantes. Son muchos los compositores sinfónicos que se divirtieron de esta manera: Haydn, Mozart, Bartok, Stravinski, e incluso algunos más modernos, como Berstein. Hace muchos años alguien me hizo escuchar los divertimentos de Ibert, pero la verdad no los encontré divertidos; recuerdo que tenían una parodia de la marcha nupcial y algo más. Quizá ese día yo no estaba de humor.
 
En fin: se trata de pequeñas obras para disfrutar de la música sin complicaciones ni consideraciones existenciales o metafísicas. Porque también para eso sirve la música. Y no por ello pierde su naturaleza ni valor artístico. Y bueno: todo esto para indicar que me ha encantando reencontrarme con la música de LEROY ANDERSON, compositor y director de orquesta estadounidense del siglo XX, cuyas obras fueron dadas a conocer por la Orquesta Boston Pops de Arthur Fiedler, quien es considerado como una figura preminente de lo que algunos llaman “música ligera de concierto”. Muchas de sus pequeñas obras son usadas (sobre todo en USA) en la televisión y radio; y son parte de la cultura popular; por ejemplo, el villancico “Sleigh Ride”. El gran John Williams comentó una vez que la música de Anderson “se mantiene nueva y fresca como el mismo día que la compuso”. Y una de ellas pequeñas obras maestras es la que deseo comentar: “THE TYPEWRITER”.
 
La primera vez que escuché The Typewriter fue en un acto de mímica que hizo mi amigo Claudio hace décadas, el cual provocó lágrimas de risa entre la audiencia. El sonido de una vieja máquina de escribir se acopla con el de la orquesta: las teclas, el carro, la campana, completamente sincronizadas a una alta velocidad. Es algo así como un concierto para máquina de escribir y orquesta. Basado en un sketch de Jerry Lewis, la versión de Claudio me parece aún hoy más divertida. Todavía río al recordar sus gestos, tecleando una máquina invisible. ¡Ese sí que fue un verdadero divertimento! Luego la música de Anderson se me quedó en el olvido hasta que un día de estos apareció en las noticias de la TVE. Con motivo del centenario de su nacimiento (2008) el sello NAXOS sacó cuatro CDs con las obras de Anderson ejecutadas por la orquesta de la BBC. En Youtube encuentran presentaciones de “The Typewriter”. Una delicia.

Para los muy jóvenes: ese curioso instrumento era el que usábamos en el colegio y la universidad para pasar en limpio los trabajos de investigación y tareas. Los más antiguos no requerían electricidad. Tenían una cinta entintada; imprimían una letra a la vez, no se podía hacer “copy-paste” ni borrar texto, ni justificar a la derecha –sólo manualmente- ni salvar el documento a medio camino. Pero sobrevivimos. Y también el aparatico sobrevivió: aún hoy, nada es más versátil en una oficina. Intenten llenar un cheque con una impresora. 

No sé si Anderson habrá sido el primero en componer una obra para máquina de escribir y orquesta; lo que sí tengo claro que no es el único. El compositor Dario Marianelli usa de un recurso parecido en la pieza inicial de la partitura para la película “ATONEMENT”, por la cual ganó el óscar a la mejor música del año en el 2007. El recurso no es gratuito: se engarza perfectamente en la trama y en las sugestivas imágenes del director Joe Wright, pues su protagonista es una niña que escribe historias. Otra maravilla que pueden escuchar en YouTube.

CREATIVIDAD. A pesar de todo, a pesar de tantas malas experiencias, sigo creyendo que aún existes y que eres casi omnipotente.

Recuérdenme luego contarles sobre el "concierto para serrucho y piano" que presencié en el Teatro Nacional hace unos años.

Biografia y samples de música de Leroy Anderson en http://leroyanderson.com/index.php