martes, abril 27, 2010

El regreso del fantasma

Hace algunos días se publico en la red la noticia del estreno londinense del musical "Love never dies" de Andrew Lloyd Weber. Se trata de una continuación de una de sus obras más emblemáticas: "El fantasma de la ópera", uno de los musicales más famosos, aclamados y premiados. La noticia me interesó de inmediato. Un acontecimiento largamente esperado (anunciado desde 1990). 
 
Los comentarios acerca de “Love never dies” han sido muy variados: algunos afirman que el guión no está a la altura de la obra original; otros, rescatan varias de su canciones como verdaderos hitos en la carrera creativa de su compositor. El ABC de Madrid publicó que “es una más que digna continuación de su precedente. Menos mágico y sobrecogedor que la primera parte, es un musical igualmente romántico, dramático… Fantasma II se queda algo por debajo el listón de la obra de la que es secuela, creación igualmente de Andrew Lloyd Weber: gana en vistosidad y espectáculo, fruto de trasladar la acción a Nueva York, pero pierde en tensión argumental”. 
 
Con excepciones, normalmente las continuaciones no llenan las expectativas. A pesar de ello, pensé que valía la pena atender esta nueva llamada de un músico tan relevante que ha llenado de magia los escenarios del mundo, y que no la considera una secuela sino una obra independiente. Acabo de conseguir su versión musical y espero poder escucharla con detalle los próximos días. 
 
Aprovechando la ocasión, me pareció relevante escribir algo sobre una de mis pasiones: las obras musicales de Broadway (en este caso, de West End), que tiene sus raíces en mi adolescencia. Para mí, tan magníficas como las óperas, pero más accesibles. Me encantan los argumentos, la música, la puesta en escena, la actuación, las canciones... las considero un espectáculo completo. Tristemente sólo he podido asistir a una, en un teatro de Minneapolis en 1993 ("Annie get your gun", de Irvinn Berlin). La única vez que estuve en New York, un amigo y yo recorrimos TODOS los teatros de Broadway sin conseguir ni un asiento. Lleno total, en todas las obras; terminamos tomando una cerveza y escuchando un pianista en un pequeño bar, ubicado off-off-Broadway. Tampoco asistí a la que se presentó en Costa Rica (también de Lloyd Weber). Por ende, mi acercamiento a los musicales de Broadway no ha sido, lamentablemente, en vivo, sino por medio del cine y de discos compactos. 
 
En el cine clásico de Hollywood el musical fue uno de los géneros más queridos y prolíficos. Luego de los 70’s vino un periodo de sequía, pero ha ido renaciendo poco a poco en los últimos años. Así, de niño vi en la televisión "Mi bella dama" (basada en 'Pigmalion' de Bernard Shaw) y "El rey y yo" (Rodgers y Hammerstein); y en el cine "El Violinista en el tejado". [Una aclaración: no todas las películas musicales son adaptaciones de musicales de Broadway. A veces es al contrario: películas musicales que se adaptan para presentarlas en los teatros; Lion King, por ejemplo]. Ya en mi juventud pude escuchar las creaciones de Lloyd Weber (Evita, Cats, Jesus Christ Superstar, Phantom of the opera, Aspects of Love, Starlight Express, Sunset Boulevard), de Leonard Bernstein (West Side Story), de Schönberg y Boubil (Les Miserables, Miss Saigon) y otros. 
 
Para los que no están familiarizados, les ofrezco una lista muy personal de las que considero las canciones más hermosas de esos musicales: 
 
En primerísimo lugar, para mí, Les Miserables, de Claude Schönberg y Alain Boubil, basada en la obra homónima de Víctor Hugo. Si su versión original en francés es notable, la versión en inglés es una obra maestra. De entre todos sus números destacan “I dreamed a dream”, “Stars” y “Do you hear the people sing”, todas del primer acto. 
 
En segundo lugar, Fiddler on the roof. Entre sus canciones me quedo con "Sunrise, sunset”, la canción que cantan durante la boda. 
 
En tercer puesto, The phantom of the opera, Creo que “All I ask of you”, “Music of the night” y “Wishing You were somehow here again” son momentos memorables. Del mismo compositor, Evita y Cats son obras que poseen piezas emblemáticas: "Don’t cry for me Argentina" y "Memory". Lo mismo sucede con “I don´t know how to love him”, de Jesus Christ Superstar. O de Aspects of love (“Love Changes Everything”), Sunset Boulevard (“New Ways to Dream”), y Joseph y su maravillosa túnica multicolor (“Any Dream Will Do”).
 
En cuarto lugar, West Side Story, con “Somewhere”, “Tonight” y, por supuesto, “Maria”.
 
Habrá otras que ahora no puedo recordar, pero bueno: basta por hoy. Pero antes, un poco de Les Miserables: 
 

I dreamed a dream in time gone by, when hope was high and life worth living. I dreamed that love would never die, I dreamed that God would be forgiving. Then I was young and unafraid, and dreams were made and used and wasted. There was no ransom to be paid, no song unsung, no wine untasted...